La incorporación de fibras en la alimentación diaria, que se encuentran en la membrana celular de los vegetales, previene eficazmente contra el cáncer de colon, al evitar el estreñimiento. Consumir productos de origen vegetal (verduras, frutas, cereales y legumbres) asegura la provisión adecuada de fibras, que al no ser asimiladas en el organismo, por ser imposible su metabolización, fermentan en el intestino grueso, y son eliminadas por las heces arrastrando los residuos. Se debe acompañar con abundante consumo de líquidos (dos litros diarios).

Son además beneficiosas, especialmente las fibras solubles, como las que contienen las legumbres, las hortalizas, las semillas de lino, la cebada o las frutas, para reducir el colesterol malo, la diabetes, la obesidad (brinda sensación de saciedad) el tratamiento de afecciones cardíacas, y los cálculos biliares. Los mucílagos que contienen les permite actuar sobre las mucosas.

Son también importantes para quienes padecen divertículos o hemorroides. Sin embargo se debe tener precaución para quienes no están acostumbrados a consumir mucha fibra, ya que si el organismo no está adaptado, puede producir distensión abdominal, cólicos y meteorismo, es por eso que la introducción de fibras debe ser gradual. las fibras insolubles, que predominan en los cereales integrales, contribuyen a limpiar y depurar los intestinos.

Además ayudan a prevenir las caries.

Deben, reitero introducirse paulatinamente, y no excederse (lo ideal es un plato de postre en el almuerzo y en la cena) ya que tienen como aspecto negativo, además de lo dicho en el párrafo anterior, que disminuyen la absorción del calcio, del hierro y del zinc. Sin embargo hay productos vegetales ricos en fibra y calcio, como por ejemplo las espinacas y el brócoli.