Semillas de calabazaSi hablamos de alimentos baratos y sanos por qué no pensar en aquellos que habitualmente desechamos. Cuando consumimos calabazas la mayoría de nosotros tiramos a la basura las semillas, desperdiciando la parte tal vez más nutritiva del fruto.

Pelar y comer una semilla de calabaza es un ejercicio de paciencia, ya que lleva su tiempo por ser relativamente pequeñas, pero su sabor es delicioso. Las podemos consumir directamente sacadas de la calabaza, o sea, frescas, o ponerlas a secar al sol, y comerlas enseguida. Ya desde la antigüedad se las reconoció por sus propiedades medicinales, en la eliminación de parásitos intestinales, como diurético y como mucolítico.

Además, contienes gran cantidad de ácidos grasos insaturados (cuidado por que engordan). El aceite de estiria, es elaborado a partir de ellas (este aceite debe consumirse en frío). Esos ácidos grasos protegen contra el cáncer mamario, alivian los síntomas premenstruales, los trastornos benignos de próstata (la desinflaman) y son muy recomendables para la artritis, el sistema nervioso, la circulación sanguínea y la hipertensión (reducen la grasa en sangre).

Poseen minerales, sobre todo zinc, y vitaminas A y D. por esa razón son excelentes para la piel, sobre todo para el acné y tienen propiedades antioxidantes que ayudan a retardar el envejecimiento y conservar activa la memoria. Especialmente para los vegetarianos son necesarias por su gran aporte proteico. Consumir 10 grs. de semillas por día, previene los cálculos renales.

El zinc es un gran tónico sexual para el hombre y muy beneficiosas para no sufrir problemas de próstata, ya que evitan el crecimiento excesivo de la glándula.

A partir de estos datos es imposible resistirse a incorporarlas en nuestra dieta diaria. Eso sí no abusar en la cantidad, pues puede traernos algún ligero malestar intestinal.