Vimos las propiedades del té en general y las del té verde. Ahora nos vamos a dedicar a una riquísima variedad, que cada vez se impone más en Occidente, aunque en Oriente ha sido siempre muy valorada por sus cualidades extraordinarias para la salud: el té rojo.

Al igual que las demás variedades de té (blanco, negro y verde) el té rojo se obtiene del árbol denominado científicamente Camellia sinensis, pero en este caso, las hojas sufren un proceso de semifermentacón, o sea entre el té blanco que no está fermentado y el negro que está completamente fermentado; ya que se secan por poco tiempo al aire libre, y luego se termina el secado en un lugar cerrado (doble fermentación).

El té rojo tiene enorme éxito en dietas para adelgazar, consumiendo tres tazas diarias, ya que elimina las grasas y por lo tanto también contribuye a reducir el colesterol, y por ende protege al corazón. Es digestivo y protector hepático, y por ello resulta útil luego de comer en abundancia, especialmente grasas.

Contribuye a evitar el envejecimiento celular (es antioxidante) siendo un poderoso bactericida, combatiendo bacterias y siendo preventivo de varios tipos de cáncer, aunque no se debe mezclar con leche para que produzca efectos.

Es diurético, por lo cual contribuye a desintoxicar el organismo, mejorar el funcionamiento renal y reducir edemas.

Es también recomendable como energizante físico y mental, para reducir el stress y los estados depresivos. Puede aumentar la presión sanguínea, por ello es no recomendable en casos de hipertensión, ni administrarlo en grandes cantidades a niños pequeños y embarazadas, por contener teína.