La vitamina D, que se caracteriza por ser liposoluble, lo que significa que se disuelve en grasas, está ligada esencialmente a la acción solar, por lo cual para no tener carencia de esta vitamina es conveniente exponerse a su luz, unos minutos diarios. No es necesario hacerlo en las horas pico, y siempre protegiéndose con productos que filtren los rayos nocivos si se está a merced de la acción directa del sol, por más de diez minutos. El exceso es guardado por el organismo para las épocas en que no haya días soleados. Es por ello, que en los países de climas muy fríos hay más personas con carencia de vitamina D. Las personas de piel más oscura necesitan tomar más tiempo sol.

Los alimentos proporcionan cantidades muy ínfimas, salvo algunos aceites de origen animal, como el aceite de hígado de bacalao, y el hígado de otros animales, pues allí se almacena, por lo cual muchos productos elaborados, la contienen añadida en forma química, por ejemplo los cereales. Los veganos no cuentan con ningún alimento que la aporte. Los ovo-lacto-vegetarianos pueden hallarla en forma precaria en la leche y los huevos.

Es una vitamina reguladora de la acción del calcio y el fósforo, fijando el fosfato de calcio. La falta de vitamina D puede problemas óseos como raquitismo, osteoporosis, porque su princpal efecto es el de fijar el calcio que contienen os alimentos; o problemas musculares u odontológicos, además de trastornos gastrointestinales. Pueden presentarse inconvenientes en la visión y problemas nerviosos y articulares.

La administración de altas dosis de vitamina D se está usando para tratar cánceres ginecológicos y prostáticos y la esclerosis múltiple. Sin embargo el exceso puede provocar serias complicaciones, especialmente renales, por exceso de calcio.