Pequeñitas y dulces, de tono negruzco (uva negra) o verdoso (uva blanca) son muy satisfactorias en la dieta humana, especialmente las primeras, que se ha comprobado que que traen beneficios a nivel circulatorio y para bajar el colesterol malo. Es una fruta pequeña y redonda, muy abundante y conocida, fruto de la vid, aunque sus propiedades no son demasiado difundidas.

Contiene vitaminas A, vitamina C, predominando la vitamina B (B1, B2 y B6) y vitamina E; fósforo, calcio y también yodo y algo de proteínas. No contienen ni sodio ni colesterol. Sobre todo la uva negra es rica en potasio y ácido fólico. Por compensación la uva blanca es más rica en magnesio. Es muy buena como regulador de la motilidad intestinal, por su fibra, para desintoxicar el organismo, y por su alto contenido de agua se prescribe para trastornos renales. Para quienes necesitan incrementar su rendimiento físico, poseen gran cantidad de hidratos de carbono.

Sus propiedades antioxidantes están dadas por el tanino y polifenoles que sobre todo alberga su piel (son mayores en la uva negra). Estos componentes, y el resveratol, la hacen recomendable en la prevención de ciertos cánceres como el de mama, colon y próstata.

Las pasas de uva tienen los componentes más concentrados, especialmente el potasio, y se usan para secarlas, las uvas más dulces.

Se la ha criticado mucho por su contribución al aumento de peso, lo que es falso. Aporta 65 calorías por 100 gramos, algo similar a las cerezas, y menos que los plátanos, que aportan 85 calorías.

Se utiliza mucho la uva en la elaboración de vinos, cuando se la somete al proceso de fermentación.