Conocida desde la antigüedad griega y romana, fue comida de la Corte, en la Italia medieval.

Es riquísima, pero se debe tener cuidado al comprarlas. Las hay de muchas variedades, sobre todas violáceas o verdes, pero lo más importante es que sean tiernas (las más cerraditas).

Son un excelente diurético, y combaten las grasas, por eso son muy usadas en dietas para perder peso.

Se pueden consumir hervidas o en jugo, especie de té, colocando una docena de hojas en 1/4 litro de agua hirviendo. Dejarlas durante unos 15 minutos, y luego retirar las hojas, consumiendo el líquido, principalmente en ayunas y antes de las comidas, hasta tres veces por día. Muchas recetas pueden encontrarse en esta página, tanto como alcachofas, como con el nombre de alcauciles.

Puede resultar amarga si no tomamos algunas precauciones al cocinarla. Se deben hervir en poca agua, durante 10 minutos, partiéndolas al medio, y quitándoles las hojas exteriores.

Si bien esta propiedad adelgazante es la que actualmente la ha hecho popular, es muy buen producto alimenticio, ya que posee varias vitaminas, sobre todo A, C, B1, B2 y B6. Contiene además fósforo, hierro, calcio, proteínas, glúcidos, hidratos de carbono, magnesio, sodio y potasio.

Combate el colesterol, pues contiene cinarina, que provoca el aumento de la excresión del colesterol por vía biliar, y estimula la síntesis de ácidos biliares, inhibiendo su síntesis endógena.Al aumentar la producción de bilis es reconocida como muy buena para proteger la función hepática. También mejora los trastornos digestivos, hepáticos, y las cefaleas. También tiene propiedades antioxidantes.