Por qué tomar aguaEl agua hace a la esencia de la vida, somos en nuestra gran parte, agua, y la necesitamos casi como al aire, para hidratarnos, recuperando lo que perdemos, especialmente por la orina y la transpiración; y desintoxicarnos. La dosis recomendada para un adulto es de dos litros por día, sin importar que sintamos sed. En un bebé el agua constituye el 80 % de su cuerpo, en el adulto un 60 % y en la tercera edad un 50 %.

Las frutas y verduras son un excelente proveedor de agua, además de la que consumamos en forma directa. Los pepinos, los tomates, las acelgas, el melón, las peras, las sandías, los kiwis, entre otros, son grandes aportantes de agua. Si bien las gaseosas hidratan, contienen azúcares y colorantes que son nocivos para la salud; y el gas, provoca distensión abdominal.

Las reacciones químicas metabólicas, como la respiración, la digestión, el transporte de nutrientes, y la excreción de los alimentos, necesitan del agua para producirse. El agua genera sudor y producción de orina para limpiar el cuerpo. Gracias al agua el proceso de regeneración celular puede ocurrir y regula la acidez orgánica.

Cuando el cuerpo no recibe la suficiente agua, se deshidrata y los síntomas son advertidos en seguida: se producen migrañas, calambres, la piel se reseca, cuesta concentrarse, el individuo se siente cansado o aletargado, se adelgaza, el humor se altera, se produce menos orina ocasionando problemas renales, se enlentece el tracto digestivo, y con ello aparece la constipación, el corazón aumenta su frecuencia, etcétera.

La actividad física es muy necesaria para mantenernos sanos, pero hay que tomar la precaución de hidratarse antes de comenzar a hacerla, durante la práctica y en forma posterior.

Solo en casos muy puntuales no se recomienda tomar dos litros de agua diarios, y son cuando se padece de insuficiencia cardiaca o renal.

Con respecto al agua mineral, nos remitimos al artículo correspondiente.