Las fibras son especialmente útiles en la alimentación, especialmente para la prevención del cáncer de colon y el de mama; ayudan a eliminar las toxinas, son purificantes, favoreciendo la evacuación intestinal, y absorbiendo el colesterol; para quienes padecen de diabetes les ayuda a equilibrar el azúcar en sangre, ayuda también a prevenir las molestas hemorroides, pero siempre teniendo en cuenta mezclar las solubles con las insolubles.

Las frutas al igual que las verduras son fuentes de fibra, por lo cual es conveniente consumirlas a diario, especialmente como desayuno o entre las comidas, y no de postre, pues en este último caso, pueden resultar indigestas y perderse sus aportes vitamínicos, ya que al tratarse de fibras solubles las que aportan las frutas, retienen el agua, retrasando el proceso de la digestión.

Tanto una pera como una manzana aportan 4 grs. de fibra; 1 kiwi, una banana, 1 trozo de sandía, o una taza de fresas, aportan 3 gramos; media taza de ananá 8 gramos; 1 vaso de jugo de pomelo o de naranja, 1 gramo. Lo que se necesita a diario para ser una ración óptima son 25 gramos de fibra, aproximadamente; lo que podemos lograr complementando la ingesta de frutas, que pueden ser por ejemplo, tres al día, con la de verduras, legumbres, frutos secos y cereales, para mezclarlas además con aportes de fibra insoluble, dadas por las hortalizas, los granos enteros o el salvado de trigo, que complementan la acción, ya que aceleran el tránsito intestinal.

Un buen modo de incorporar mucha variedad de frutas, y que resulte altamente sabroso y nutritivo, es a través de ensaladas de frutas.

No se recomienda el consumo de fibras para quienes padecen cuadros de diarrea. Se debe consumir abundante agua cuando se mantiene una dieta rica en fibras.