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Espinacas crudas o cocidas
Las espinacas, como todas las verduras deben estar muy bien lavadas al momento de usarlas como alimento, y pueden consumirse ligeramente cocidas, o crudas, en este caso extremando el lavado, que debe hacerse hoja por hoja, pues pueden contaminarse con una bacteria muy peligrosa, que es la “escherichia coli”.
En ambos casos (crudas o cocidas) las espinacas nos aportan muchos nutrientes, vitaminas y minerales, lo que ya expusimos en propiedades de las espinacas. Además no son fuente de calorías ni grasas por lo cual se las incluye en las dietas para conservar o bajar de peso. La espinaca cruda en este sentido, contiene mucho menos calorías aún que la cocida, en una proporción de 7 calorías en una taza, contra 41, que de todos modos es baja. Otra ventaja de las espinacas crudas es que retiene los folatos, que se pierden en gran parte durante la cocción, donde queda en las hojas, solo un 25 % de ellos. Sin embargo, otros elementos, como el calcio, el hierro y el magnesio se absorben mejor si salteamos las espinacas o las hacemos en microondas, con respecto a consumirlas crudas. Evitar hervirlas.
Cuando cocinamos las verduras el calor afecta sus nutrientes, especialmente cuando las hervimos bastante tiempo y en mucha agua. Si decidimos cocinar en agua las espinacas (o cualquier verdura) sería conveniente aprovechar el agua del hervor, que queda repleto de vitaminas y minerales, para preparar caldos y sopas. Las espinacas crudas pueden convertir nuestras ensaladas en un delicioso plato crujiente y lleno de nutrientes, aunque este modo de saborearlas debe ser evitado por quienes sufren problemas renales.
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