Estuve leyendo sobre la existencia de este grupo de neoyorkinos que están consumiendo productos vegetarianos que reciclan de la basura, entre los cuales hay personas instruídas, que lo hacen por covicción y no por necesidad.

Se trata de una denuncia social sobre el desperdicio de alimentos en el planeta, que podrían aliviar el hambre mundial. Son vegetarianos, y están a favor de la solidaridad y la toma de conciencia de las necesidades de los marginados.

De todos modos, aún pareciéndome loable la propuesta en cuanto a sus fines, hay que tener en cuenta que extraer productos residuales, de lugares tan poco aseados y sin refrigeración puede resultar sumamente peligroso. Seguramente estas personas lo hacen por contar con medios adecuados para evaluar la calidad de cada producto, pero la práctica generalizada me parece poco recomendable. La manera de crear conciencia podría ser dando charlas en los mismos restaurants o supermercados, en los colegios, o pegando afiches instructivos, o usar los medios masivos de comunicación.

Ojalá la gente pudiera comprender, sin recurrir a esta manera tan poco saludable, que compartir con los demás puede ser sumamente provechoso para tener una sociedad mejor, y cuando hablo de compartir, no me refiero solo a las sobras.