Qué es la ortorexiaA fines de la década de 1990 el médico estadounidense Steven Bratman padeció este trastorno alimenticio, al que denominó en 1997 “ortorexia”, vocablo que conformó con la unión de dos palabras griegas: ὀρθός que puede leerse como “orthos”, que significa ‘correcto’ y por ὄρεξις (léase “orexis”) que designa, ‘apetito’. La ortorexia es una enfermedad bastante frecuente ya que afecta en el mundo occidental casi a un 30 % de la población, que se manifiesta con el convencimiento que tiene la persona que la sufre de que solo puede ingerir comida saludable en su dieta, al grado de llegar a la obsesión.

Si bien es altamente recomendable llevar una dieta sana, orgánica, libre de grasas, refinados, colorantes y aditivos, llevado esto al extremo, es perjudicial como ocurre con cualquier idea o conducta, ya que el individuo se convierte en un adicto, siendo similar su comportamiento al del obsesivo compulsivo, y en última instancia, al rechazar todo lo que considera no sano, termina por privarse de alimentos esenciales, ya que en realidad son muy pocos los alimentos que estarían libres de todo perjuicio. Los vegetarianos sabemos muy bien que incluso muchas verduras que consumimos contienen residuos de pesticidas, por ejemplo, y si bien es recomendable que las verduras sean orgánicas, tampoco si no las conseguimos debemos dejar de comer las que no lo sean, debiendo tomar algunas precauciones extras como lavarlas muy bien o pelar y despuntar las zanahorias, que es donde se concentran más esos tóxicos.

Entre las conductas patológicas están las de pesar insistentemente los alimentos, averiguar sus exactas calorías, planificar su alimentación de modo meticuloso, rechazar el disfrute esporádico de algún dulce, lo que hace que la vida se torne demasiado reglada y se viva prioritariamente para cuidar la salud.

Como vegetarianos alegamos por un consumo de productos no cadavéricos, ante todo por una cuestión moral, lo del beneficio para la salud es un plus que descubrimos no hace tanto los que llevamos muchos años en este tipo de forma de vida (en mi caso casi cincuenta años). Si bien disfruto de una vida muy saludable y leo las etiquetas de los productos solo para ver si no contienen productos de origen animal (por ejemplo me he encontrado en muchas galletitas la presencia de grasa bovina) también disfruto cada tanto de algún rico postre o alguna golosina, pues si bien la comida es muy importante no debemos olvidar que lo fundamental es lo que hacemos con la vida sana que tenemos, ya que estar sanos solamente para vivir egoísta y utilitariamente carece de sentido moral. Si vamos a tener una obsesión que sea la de ser felices gozando de nuestro bienestar y el de los otros. Si solo pensamos en nuestro cuerpo no nos queda tiempo para nadie más, y encima nos autodestruimos, ya que al parecernos todo nocivo, no comemos lo suficiente.