El nopal es una planta silvestre, verde y espinosa, que necesita para crecer muy poco agua, oriunda de la zona de México, ya utilizada por los aztecas, en todas sus partes, y a la que llamaban planta vital, pues nunca perecía. En caso de secarse, nacía una nueva planta. Lo llamaban “nochtli” y a él, y a “tetl” con el significado de piedra, se debe el nombre de su capital, Tenochtitlan. Actualmente en México, es símbolo nacional.

Otros nombres con que se lo conoce es pera espinosa, chumbera o higo chumbo, y se consumen tanto las hojas como los frutos que aparecen en los extremos (ambos espinosos). Su nombre científico es opuntia ficus indica.

Puede usarse las pencas u hojas, parecidas a los espárragos, en ensaladas o salsas; los frutos o tunas, licuados en combinación con otras frutas, en guisos o prepararse con ellos, dulces o jugos, aportando muy pocas calorías, por lo cual es apreciado en las dietas para reducir de peso. Su mayor contenido es en calcio y fibras, tanto solubles como insolubles, por lo cual regula el tracto intestinal y es preventivo del cáncer de colon, trastornos hepáticos y úlceras; también tiene algo de proteínas y vitaminas.

Pueden compararse sus propiedades y características con las del aloe vera. Por ejemplo, ambas plantas tienen la propiedad de reducir el azúcar en sangre, aunque el nopal resulta mucho más efectivo a largo plazo; también baja los triglicéridos; la sabia de sus hojas (de aloe y nopal) son antiinflamatorias, regeneradoras de las células y antibióticas, aplicadas en forma externa, como cataplasmas. Estimulan el crecimiento del cabello y previenen su caída.