Estas pequeñas semillas, trituradas, consumidas en pequeñas cantidades (1 cucharada diaria) encierran una gran fuente de salud, como regulador de la presión arterial; del estrógeno (lo estimula pero conjuntamente bloquea su camino); para reducir el colesterol; evitar la formación de trombos; y como aliado del corazón, por su contenido de Omega 3; y contra el cáncer de colon (por su altísimo contenido de fibra que agiliza el tránsito intestinal), de próstata y el de mama (al bloquear el estrógeno, principal causante de este mal); para los diabéticos; para problemas glandulares; de artrosis, por su poder antiinflamatorio; en estados depresivos; siendo un gran antioxidante y reforzador de las defensas orgánicas; y por consiguiente prolongar la salud vital en cantidad y calidad. Se utilizan estas semillas también en regímenes para adelgazar, pues son diuréticas y dan la sensación de estar saciados, y para la buena salud de la piel y el cabello. Enfermedades tales como la fibrosis quística, la esclerosis múltiple o el trastorno bipolar, se ven muy mejoradas si se consumen estas pequeñas semillas, recordando siempre de triturarlas para romper su capa externa. para hacerlo puede usarse un mortero o un molinillo de café.

Se trata de un cereal que aporta fitoestrógenos, por lo cual son aconsejadas en problemas de ovarios poliquísticos; también ácidos grasos Omega 3; fibras; proteínas, vitaminas B, E, hierro, magnesio, calcio, cobre, cobalto, fósforo, yodo, zinc, potasio y carbohidratos.

Las semillas de lino, también conocidas como linaza, pueden consumirse solas o agregadas a productos panificados, leche, jugos, yogurt, o mezclarse en cualquier plato de arroz, pastas, croquetas o tartas.

No consumir si se padece diarrea, diverticulitis o colon irritable.