Ecología humanaEntre los seres vivos y el medio en el que viven se crea una relación mutua; entre esos organismos bióticos, el que ejerce un gran poder sobre los otros elementos que componen el ecosistema es sin dudas el ser humano, quien asume el rol de dominador, atribuyéndose el derecho de modificar su hábitat, con los consiguientes riesgos para toda la vida del planeta, pues lo hace en forma caprichosa, y no sustentable. El ambiente por su parte ejerce influencia sobre las personas, pero no en la medida que se pensaba en el pasado, ya que los hombres siempre se las ingeniaron para modificar las condiciones ambientales para hacerlas más propicias para su vida.

En alguna medida sabemos como lo habían sostenido los filósofos griegos que quienes habitan en climas de temperaturas elevadas o demasiado frías sufren sus efectos, haciendo que sean menos productivos, lo mismo que los elevados índices de humedad, por las limitaciones que esto produce en el organismo, pero son solo condicionamientos no determinantes, especialmente con el avance tecnológico.

Es también evidente que los climas condicionan el desarrollo físico. El frío hace que las personas se alimenten con productos más energéticos, lo que los hace de más baja estatura y más obesos, que quienes viven en zonas cálidas.

Si bien la presencia de alimentos condicionaba antaño la existencia humana que debía conformarse con lo que encontraba para comer, la aparición de la agricultura hizo que pudiera producir su propio alimento, y el desarrollo de los sistemas de comercialización, actualmente, lleva alimentos desde un lugar a otro recorriendo grandes distancias.

Conocer cómo el ser humano ha sido influido por su ambiente a lo largo de la historia, cómo ha actuado sobre su entorno para hacerlo más confortable, los beneficios y perjuicios que esto ocasionó, sirven para medir el impacto recíproco de esas interacciones y prevenir sobre sus riesgos. No es cuestión de vivir bien hoy cada uno de nosotros: debemos cuidar el medio ambiente que nos rodea pues somos responsables de ello ante nuestra descendencia, y ante los otros seres vivos que no tienen la culpa de nuestro egoísmo.