El metano se usa como combustible, y es el principal componente del gas natural, más del 90 %, siendo el resto nitrógeno. Es incoloro, inodoro e insípido, siendo el hidrocarburo más sencillo. Es insoluble en agua y de dificultosa licuación. Está formado por cuatro átomos de hidrógeno y uno de carbono.

Es conocido como “gas de los pantanos”, pues se forma por la descomposición de sustancias orgánicas, ante la ausencia de oxígeno en el aire, típico de las regiones pantanosas. También liberan metano en el proceso digestivo los rumiantes, por carecer de aire en sus estómagos, conteniéndolo además los excrementos. Cuando se mezcla con el aire en lugares cerrados puede causar explosiones, como ocurre en las minas de carbón.

Industrialmente el metano se obtiene partiendo del gas natural o del gas que se obtiene de la destilación de la hulla, o del craking del petróleo.

El metano en sí no es un problema si es modera su cantidad, pero la explotación ganadera al crecer en su número ha activado la producción de metano, que es causa de la cuarta parte de las emisiones; y lo mismo ocurre con el cultivo de arroz, que al hacerse en zonas encharcadas, también lo genera, mas la posibilidad de que el gas natural destinado al consumo pueda filtrarse en la atmósfera, por los escapes que se producen.

El problema es que el metano es uno de los principales responsables del efecto invernadero, pues “atrapa el calor”, con una eficacia veinte veces mayor que el dióxido de carbono.