No hay duda de que, tal como reza el dicho, la música amansa a las fieras. Cada persona es un mundo, por lo que es imposible afirmar cual es la música más adecuada para la distensión. No obstante, lo habitual es escuchar melodías suaves que evoquen sonidos de la naturaleza tales como cursos de ríos, pájaros o el correr del viento. Por otro lado, la música clásica o los sonidos orientales también son altamente beneficios para que el cuerpo se relaje y junto a la mente adquieran equilibrio armónico.