Propiedades del aceite de ajoLa eficacia terapéutica del aceite de ajo, reconocida ya por los primeros pueblos de la historia humana, como los sumerios y egipcios, proviene de la alicina, que también le da su fuerte olor característico y del alil-tetrasulfuro, que se encuentra en muy pequeñas proporciones. Su acción es la de un potente bactericida.

Posee además vitaminas B3, B6 y vitamina C, aminoácidos, y minerales.

Puede hallarse en farmacias y dietéticas en forma de perlas, para consumirlas enteras y no sentir el gusto; o en forma líquida para agregarse a las ensaladas, y hacerlo en casa artesanalmente.

Es muy favorable para depurar las vías respiratorias, cuando se padece por ejemplo asma o catarro, pues aumenta las secreciones y las desinfecta.

También actúa como antiparasitario, eliminando lombrices que se hospedan en el intestino; refuerza el sistema inmunológico, es antioxidante, depurativo, diurético y antiespasmódico.

Ayuda a la mejora del funcionamiento del aparato digestivo, pues aumenta la secreción de bilis y de las mucosas gástricas, ayudando también a la formación de la flora intestinal.

Es un gran aliado del buen funcionamiento cardiaco; útil para evitar la formación de tumores malignos o reducirlos, y en dietas adelgazantes.

Se puede preparar en casa, pelando cuatro ajos enteros (usando todos los dientes), y mojándolos en jugo de limón. Luego se los coloca en una fuente, cubiertos con aceite de oliva mezclado con orégano y se los introduce en horno caliente, durante cuarenta minutos. Se sacan del horno, y cuando están fríos, se cola el aceite y se lo pone en un frasco de vidrio bien limpio, añadiendo también los ajos que quedaron. Guardar en la heladera, por no más de una semana.