Las lentejas, son legumbres pequeñitas, sabrosas y muy adecuadas; casi diríamos que imprescindibles, en una buena dieta vegetariana, por su enorme aporte de proteínas de fácil digestión.

Cuando se consumen legumbres, el azúcar penetra en el torrente sanguíneo de forma lenta y no intempestivamente, provocando sensación de saciedad durante un prolongado período de tiempo. Por este contenido de hidratos de carbono proporciona energía, siendo por lo tanto muy beneficiosa para niños, estudiantes, embarazadas, adultos activos y deportistas.

Con respecto a los obesos, si bien como dijimos son ricas en hidratos de carbono, pueden incluirse en la dieta con moderación, pues dan la sensación de que se ha comido mucho. Además, son ligeramente diuréticas.

Poseen zinc, calcio, potasio, hierro, fósforo, magnesio, folatos, vitaminas B (niacina, piridoxina, tiamina y riboflavina), vitamina C, y fibras (adecuadas contra el estreñimiento).

Su forma de consumo es muy amplio: deben remojarse cuatro horas previas a la cocción, enjuagarlas, colocarlas en una olla con agua fría y sin sal, luego del hervor dejarlas cocinar 5 minutos y cambiarle el agua, colocándolas de nuevo a cocinar hasta que se ablanden. Pueden servirse solas en ensalada, mezcladas con otras verduras, con arroz, o agregarse a salsas, tartas, croquetas, etcétera.

Contraindicaciones: No aconsejadas para quienes padecen gota, artrosis, artritis o ateroesclerosis por contener purinas que se convierten en ácido úrico en el organismo. Pueden provocar flatulencias, para lo cual se recomienda hervirlas con hinojo. No condimentar con vinagre.