La lechuga, sabrosa y nutritiva, ideal para consumir fresca en ensaladas, aporta hierro, algo de calcio, provitamina A y mucha vitamina C, sobre todo la lechuga romana. También posee potasio, magnesio y fibras. Científicamente se denomina «lactuca sativa» y es originaria del continente asiático.

Su mayor componente es agua por lo cual es importante como diurético, indicada para quienes padecen de problemas renales, evitando la formación de cálculos. No engorda y promueve un sueño tranquilo, por lo cual es recomendable para consumir en la cena. Por ese efecto tranquilizante es propicia para momentos donde se atrviezan situaciones estresantes.

Neutraliza los ácidos, y por lo tanto reduce la acidez en sangre y tumores. Esto la hace muy propicia para quienes sufren de acidosis, reuma, artritis, gota o arteriosclerosis. Se la incluye en dietas para combatir el estreñimiento por su contenido en fibras. Otro beneficio importante es que se constituye en un aliado para terminar con la molesta tos y problemas bronquiales cuando se consume hervida.

Aporta muy pocas calorías, siendo recomendable para quienes quieren adelgazar. No contiene ni proteínas, ni grasa, ni hidratos de carbono.

En forma externa, puede aplicarse sobre la piel, para curar el acné y para calmar dolores.