Es un fruto exótico que proviene de las laderas del Himalaya, kiwiconcretamente de China Continental. Su nombre era «yang-tao» que significaba una espinosa china. En Nueva Zelanda es una fruta muy valorada, y se impuso en su consumo, aunque actualmente en todo el mundo se reconocen sus propiedades.

Su componente mayoritario es el agua, por lo cual es innegable su efecto diurético y depurativo, lo que lo hace importante en dietas para adelgazar y en personas con insuficiencia cardíaca. Es de moderado aporte calórico, por su cantidad de hidratos de carbono. Comer un kiwi nos proporciona 1 gramo de proteínas, 50 calorías, 12 gramos de carbohidratos, y 0,50 gramos de grasa.

Destaca su contenido en vitamina C; más del doble que una naranja, por lo cual es ideal para curar más rápidamente los resfriados y a lograr mayor estabilidad emocional. posee vitaminas del grupo B, entre ellas el ácido fólico. También proporciona vitamina E y ácidos grasos, tanto omega 3, como omega 6, lo que contribuye a optimizar la circulación sanguínea. Por contener betacaroteno es un gran antioxidante, por lo cual retrasa el envejecimiento celular, al actuar sobre los radicales libres, neutralizándolos.

Contiene más fibra que una manzana, el doble. Dos kiwis aportan 4 gramos de fibra, lo que lo convierte en un laxante suave y protector del cáncer de colon. Es muy rico en potasio (aporta aproximadamente 250 mg. de potasio) por lo cual los deportistas deberían consumirlos; siendo muy útil para tratar problemas digestivos, por poseer actinidina, que es una encima parecida a la que posee la papaya, que en este caso es la papaína. También ayuda a combatir la hipertensión arterial, la fatiga y la depresión.

Es muy útil en la menopausia para combatir los molestos sofocos, al estimular la producción estrogénica.