El nombre científico del centeno es “secale cereale” y pertenece a la familia del trigo. La utilidad la presta su grano, ya conocido desde el paleolítico europeo y asiático, utilizado para forraje y en la panificación, ocupando el segundo lugar después del trigo, aunque tiene la particularidad de ponerse rancio con gran facilidad. Se emplea en mayor medida para hacer panificados, como panes, bollos, galletas o pizzas y para elaborar algunas bebidas alcohólicas como aguardiente, güisqui o vodka.

Comparado con el trigo, posee más fibras y fluor, y su contenido de gluten es menor, lo que si bien baja su nivel proteico, lo hace más tolerable por los alérgicos, aunque requiere para elaborar recetas que lo contengan, mezclarse con otras harina como la de de trigo en proporción de dos partes de harina de trigo y una de harina de centeno.

Es recomendado como antioxidante por sus flavonoides, y para problemas de estreñimiento, además de reducir el colesterol por su alto contenido en fibra; y en general para aquellos que padecen de problemas cardíacos y circulatorios. Provee de ácidos grasos insaturados lo que aumenta el colesterol bueno y reduce el malo

Su contenido en calorías es alto, aunque levemente inferior al del trigo. Sin embargo se lo prefiere en dietas para adelgazar pues brinda sensación de saciedad muy rápidamente. Aporta además de fibras, hidratos de carbono, proteínas, calcio, hierro, potasio, algo de sodio, magnesio, zinc y vitaminas A, B, y D.