Oriundo del continente euroasiático, el berro es un vegetal crucífero, de igual familia que las coles, perenne, de crecimiento ágil, semi acuático y silvestre.

Es muy valorado por sus propiedades especialmente depurativas de la sangre, como antioxidante, para limpiar los pulmones (indicado en especial para tos y bronquitis) para combatir problemas dérmicos (eczemas, acné) y en el tratamiento de la diabetes. Acelera la motilidad intestinal, es un poderoso diurético, combate el colesterol malo, protege el hígado, tonifica el organismo y lo libera de infecciones. El aceite que contiene hace que se produzcan más ácidos gástricos y con ello se provoca la destrucción de las bacterias alimentarias.

Su gran importancia para la salud radica en su riqueza en glucosinolanatos, que tienen la función de reforzar la actividad enzimática, previniendo el cáncer.

También limpia el colon de cándidas que pudieran infectarlo, especialmente luego de ingerir antibióticos. Es muy rico en hierro, yodo, azufre, manganeso, y fosfato. Ente sus vitaminas es muy abundante en vitamina C. También contiene vitamina A, ácido fólico (indispensable en las embarazadas) potasio, proteínas y en especial, calcio, aportando en 100gramos el 20 % de la dosis que se recomienda por día.

Aporta solo 20 calorías por cada 100 gramos, por lo cual es muy bien apreciado en las dietas para adelgazar. Además, al contener fibras, produce sensación de saciedad.

Se ingiere en forma de té, jugos, en ensaladas, tartas o caldos, y debe estar muy prolijamente lavado.

El berro no debe ser consumido por los hipertensos, las mujeres en período de gestación, y los que padecen hipotiroidismo o problemas gastrointestinales, especialmente si se sufre de diarreas. es muy barato y su sabor es riquísimo e intenso.