los procesos que nos mantienen vivos son los que desgastan los tejidos. Cuando el tejido se gasta, eliminamos sus residuos y los alimentos que ingerimos, sirven para reponerlo.

Si la dieta carece de un solo elemento esencial, la salud se resentirá.

Si bien las proteínas no bastan para que la dieta sea completa, no hay duda de que constituyen su elemento más importante. Sin embargo, muchas personas creen que la única dieta que proporciona todas las proteínas y demás elementos nutritivos que necesita el cuerpo es aquella que gira alrededor de la carne. Pero están equivocados. Los vegetales pueden brindarnos todo lo que necesitamos.

Las proteínas proporcionan la mayor parte de los elementos formativos de los músculos que requiere el cuerpo, y actúan como combustible productor de energía.

Una mala nutrición puede quitarnos la energía necesaria para realizar lo que queremos. Investigaciones recientes han demostrado que lo que comemos puede llegar a afectar nuestro humor y nuestro bienestar psicológico y emocional.

Existen otras fuentes proteicas que no sólo la contienen en cantidad suficiente, sino que resultan también más económicas. Algunos de esos alimentos son los porotos (frijoles), las arvejas, las lentejas, los huevos, la leche, los granos enteros, y especialmente, las frutas secas (nueces, almendras, etc.). Las castañas de Cajú y las almendras son las que tienen más valor proteico.

Hay que tener en cuenta que en el caso de las proteínas no puede usarse la famosa frase «lo que abunda no daña». El exceso de proteínas, puede producir toxicidad en el organismo.

Por lejos, una de las mejores fuentes de proteína vegetal es la soja, una planta que contiene un noventa por ciento de proteínas en su composición. De hecho, muchos países pobres utilizan la soja para reemplazar la carne, ya que esta planta tiene casi las mismas fuentes de proteína que los cortes ovinos, y que ciertos productos derivados de la leche.

Pero además, junto con el creciente número de vegetarianos, se han desarrollado una gran variedad de alimentos que incluyen proteína de soja, como el pan, las pastas, los cereales, las sopas, y muchos más.