Las propiedades de las frutas, y por lo tanto su incorporación a la dieta diaria, especialmente entre comidas, es muy importante para una buena salud, con su alto grado de vitaminas, agua y fibras, pero sobre todo si esas frutas (igual de lo que sucede con las verduras) son orgánicas.

Las frutas orgánicas no son fáciles de conseguir, debiendo recurrir a sitios especiales que se dedican a la explotación no intensiva de la tierra, respetando el medio ambiente y excluyendo el empleo de pesticidas, los que son muy dañinos tanto para quien los emplea en el cultivo, como para quienes consumen luego los frutos, y para el planeta en general. En este tipo de agricultura sustentable los únicos abonos que se emplean son los orgánicos y no se usan transgénicos, hormonas, ni ningún producto químico, sino todo lo que sea natural. Como contrapartida, el costo de estos productos es más alto, su conservación es menor en el tiempo y su aspecto tal vez menos atractivo.

Si uno dispone de un terreno apto para el cultivo, lo ideal es tener nuestro propio huerto y nuestros árboles frutales, pero si esto no es posible, se debe indagar de donde proceden los alimentos que consumimos, pues es peligroso que pensemos que estamos incorporamos nutrientes a nuestro cuerpo (lo que es verdad) pero que con ellos vengan incluidas sustancias altamente tóxicas, que traen asociadas graves patologías. De todos modos, se deben lavar muy bien las frutas (y verduras) antes de ser consumidas, lo que elimina gran parte de las toxinas, que por supuesto, son superficiales, sin quitar lo que los frutos absorbieron.