Los alimentos ecológicos constituyen la garantía del retorno a un estilo de vida sano donde, como antaño, sabemos lo que estamos comiendo. La principal ventaja de este tipo de alimentación, también llamada biológica, es que sabemos que lo que comemos es 100% natural y no contiene ningún tipo de aditivo químico. La desventaja suele ser el precio, mucho más caro que el del resto de los alimentos dado que este tipo de productos requieren más dedicación y procesos más complicados.

Los productos biológicos pueden proceder tanto de la agricultura como de la ganadería. En el primer caso, lo que se busca es volver a las técnicas tradicionales de cultivo, sin usar pesticidas, buscando tierra fértil. Para la ganadería, lo que se hace es alimentar las razas autóctonas de ganado sin usar hormonas artificiales y respetando en todo caso los períodos de crecimiento que marca la naturaleza.

En resumen, nos encontramos ante una forma de alimentación ideal y perfectamente regulada, aunque todavía con un volumen de adeptos reducido. Eso sí, el número de personas que se interesan por los alimentos ecológicos no para de crecer, y todo parece indicar que esto irá en aumento a poco que los precios de estos productos vayan siendo más baratos.